sábado, 11 de abril de 2015

HUMOR EN LOS TEXTOS CLÁSICOS

" Si alguna vez alguna sociedad considera que la escuela está para ayudar a aprender a pensar y no para enseñar a obedecer, que el pensamiento es un atributo esencial del ser humano y que por tanto hay que proporcionarles a los niños lo mejor y más deseable que puedan absorber en cada fase de su desarrollo, uno de los autores que deberá recuperar con mayor urgencia será Gilbert Keith Chesterton" 

Así se inicia la introducción firmada por Joan Solé del volumen Chesterton y Bernard Shaw: amigos enfrentados por el socialismo y la religión. Este libro es uno de los seis volúmenes que la editorial Círculo de Lectores dedica al humor en autores que se presentan como enfrentados o coetáneos.  Montaigne y Erasmo, Oscar Wilde y Jonathan Swift, Cervantes y Shakespeare, Mark Twain y Ambrose Bierce o Voltaire y Laurence Sterne. 

En esta colección, aparte de realizar un pequeño ensayo introductorio sobre ambos autores, se rescatan de sus obras -debidamente citadas- pensamientos sobre la educación, algunos de una actualidad inusitada. Por ejemplo Chesterton decía que el principal propósito de la educación no es aprender, sino desaprender y que el principal propósito del sistema de la enseñanza obligatoria es arrebatar al común de la gente su sentido común. Bernard Shaw decía, en frase atribuida, que el único momento en que mi educación se interrumpió fue cuando estuve en la escuela y aconsejaba que si quieres tener éxito en los exámenes debes evitar que te interese la materia (algo que yo subscribo en parte). Mark Twain (que no era su verdadero nombre) escribió algo que puede resultar molesto para algunos. Pero no lo digo yo, lo decía Mark Twain en su obra Viaje alrededor del mundo, "En primer lugar Dios creó a los idiotas. Era para practicar. Después creó a los Consejos escolares."  En fin, que hay que seguir leyendo ( o releyendo) a los clásicos. ¿No les parece?

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