jueves, 10 de diciembre de 2020

NOTAS SOBRE EL SILENCIO

 En noventa y nueve notas breves escritas durante el confinamiento decidido por los gobiernos en el año 2020, el autor Javier Sánchez Menéndez (JSM) escribe sobre el silencio, en silencio. Puede parecer que son un conjunto de notas que el autor se permite con la licencia de todo creador, saltando de un tema a otro con la vertebración del silencio. Puede parecer, pero a nuestro juicio no es meramente eso. Existe una unidad que guían todas sus notas, que no es el silencio pero que necesita del silencio.




En la segunda nota, y apoyado en el evangelio de apócrifo de Felipe lo dice claramente: "la verdad se nos oculta, suele ocurrir siempre". Y así empieza a buscar la verdad en el silencio atribuyéndole cualidades hasta que lo manifiesta: El silencio es la verdad que nos afirma (Día 32). Y lo remarca: La verdad del silencio es la verdad ( Día 80).


No hay que ser muy listo para saber que la verdad se oculta a través de mentiras. Y todas las notas de la obra se dedican a desvelarlas: mentiras en la gente común, en la educación con su nefasta universidad, en los intelectuales de protección oficial amparados en los políticos de turno.

No podría soportarse tanta mentira si no recurriese a sus lecturas, clásicas, por supuesto. Lo dice él, Evito cualquier lectura contemporánea ( Día 3). Y como humano que es mira y siente lo que todos los demás confinados en casa: pájaros atrevidos, semáforos sin sentido, ruidos lejanos y los aplausos ilusos. Sigue habiendo ruido, pero es un ruido diferente. Así, hasta tal punto que a los días los diferencia por sus ruidos. El ruido del lunes sigue siendo ruido.Pero es un lunes diferente...(Día 2) Los días dejan de significar por su nombre y se reafirman por el tipo de ruido.
Como un buen jugador de ajedrez que es capaz de anticipar numerosas jugadas cuando el oponente realiza la apertura ya se lo ve venir: los buenos momentos son un bien escaso, y de duración muy limitada (Día 2)

La gente común miente, también mentimos sin querer; es inevitable. Pero lo aterrador es que Aquellos que son malas personas seguirán siendo malas personas (Día 4). Y va a por todas, los  optimistas publican en la redes, publican en las redes (Día 3), y el mundo virtual se llena de postureo. Estamos confinados y es la única ventana que tenemos, aparte de la de los aplausos ilusos. Y vuelve el jugador de ajedrez, Pero esto va a durar mucho. Muchísimo. (Día 5)

Si la gente común ha sido objeto de su atención, no lo van a ser menos los políticos, los que han decretado el silencio. Los políticos: especie, clase o casta contra la que arremete en sus columnas periodísticas. Nuestro país se ha ido llenando de políticos (...). Lo han inundado todo. Y el resultado es visible. Solo tenemos políticos. (Día 8).  Añora a los buenos estadistas, incluso se conforma solo con estadistas. Hay políticos que controlan la información, bien lo sabe: Hace años descubrí que el poder radica en la manipulación de la información, en la desinformación, en la mentira (Día 10). El autor busca la verdad, recordemos, y para eso ha tenido 99 días para desvelar las mentiras que nos ofrecen y  creemos confortablemente, incluso culpabilizándonos. Todo esto que nos está pasando se debe en buena parte a la soberbia, al desconocimiento, a la ignorancia y a la falta de previsión (Día 14). Dos para ellos, los políticos, dos para nosotros, los ciudadanos; puede que sea así.

No se engaña el autor, no nos engaña, pues lo único que podría salvarnos de la desinformación es la cultura, pero no. Gran parte de la cultura actual carece de contemplación, de atención y de entendimiento (Día 11) Contemplamos las pantallas, atendemos a lo virtual y entendemos lo que es fácil de comprender, lo preparado por otros. Seguimos confinados. Distancia social. No hay verdadera cultura porque La cultura desaparece si es controlada (...) los profesionales del desprestigio y los embaucadores se encargan de ello (Día 12)


Y pasan los días y siguen las notas sobre el silencio. Aparecen los autores clásicos y se da cuenta que Hace días que los pájaros comenzaron a perderle el respeto a las personas. Entran en las terrazas. Se posan en las macetas y escarban el mantillo (Día 27). Pero no se engaña. Las personas no van a cambiar porque Una persona cambia cuando lee un libro, un buen libro (Día 26). Y, mientras, las librerías están cerradas.


Tantas mentiras van siendo objeto de su análisis en busca de la verdad que tiene que preguntárselo, no le queda más remedio. Pero ¿Qué es la mentira? La ausencia de un destino propio (Día 31) Ahí está su vocación, encontrar su propio destino, luchando por desvelar todo tipo de mentiras. Y de paso, con generosidad, compartir lo aprendido. Alcanzar la verdad supone lucha. Al igual que si queremos alcanzar lo divino tendremos que empezar conociendo a sus verdaderos ángeles, porque todo dios necesita de sus ángeles. Ángeles y dioses son los elementos esenciales para que los humanos creen su religión. Javier Sánchez lo afirma con rotundidad: Aquí hay una religión social que fomenta el odio, que desprecia la moral. Es la religión del fracaso propio y de la destrucción del otro (Día 36)


Ya lo avanzábamos: es la lucha la verdadera vocación del autor. JSM tiene intelecto, no cabe duda y nos recuerda que En situaciones complejas el verdadero intelecto ha estado en primera línea de combate, ha arriesgado su vida (...) ha dado la vida (Día, 51). JSM dice lo que piensa y piensa lo que dice, así apostilla que En las mismas situaciones el falso intelecto ha exhibido y ha aplaudido el régimen, ha mostrado y ha aclamado su propia miseria, (Día 51). Y al día siguiente los llama sin dudar, Intelectuales de Protección Oficial (I.P.O.), (Día, 52). Y ante este panorama, quién no ha sentido la tentación de mandarlo todo a paseo, A uno le entran ganas de aislarse de la estupidez humana (Día 54), pero, al momento, recuerda la misión de un escritor que no consiste en escribir, radica en ayudar a leer, (Día 54) y JSM es un escritor, ensayista y articulista comprometido. ¡Qué mal suena eso de escritor comprometido!  Nos recuerda al arte comprometido, a los malos tiempos del arte.

No cabe duda que muchos compatriotas han pensado lo mismo que el autor, quizá unos pocos hayan tomado notas. No con su profundidad en las ideas ni con la belleza de su prosa, pero han pensado lo mismo. No todo, pero cuestiones similares sin duda. Hasta el momento no he mostrado mi desacuerdo ni mi compromiso con sus notas. Pero llegó el día sesenta y uno y apareció mi disconformidad al escribir La educación siempre ha importado poco, (Día 61). Educación e Instrucción son dos cosas distintas. Gil de Zárate, en su obra De la Instrucción pública en España (1855) lo dijo claramente: "porque, digámoslo de una vez, la cuestión de la enseñanza es cuestión de poder: el que enseña, domina; puesto que enseñar es formar hombres, y hombres amoldados a las miras del que los adoctrina." Otra cuestión es que las miras de quien adoctrina sean formar ignorantes, cuanto más ignorantes mejor. Es lo que conviene.

Y así, en los últimos quince días, las notas se hacen cada vez más breves, próximas al aforismo hasta que la obra termina con los Primeros Días, exactamente el día 616. Días que dejamos al amparo del lector de esta reseña porque todo ni es posible contarlo ni tampoco  conveniente.

Y salí a la calle, tenía una cita. Cuando me senté en el sillón de la barbería para que me realizarán un corte de pelo, el barbero habitual me preguntó que cómo lo quería. Yo le contesté: "rozando la perfección". Entonces contestó, "pues como siempre". "No - contesté- pues quien se se sienta ahora aquí, no es el mismo que se sentó hace un mes y dentro de treinta días se sentará otro distinto al que ahora contemplas". Evidentemente, no conocía a Heráclito, El sol es nuevo cada día (Día 20).

Sevilla a 10 de diciembre de 2020


domingo, 8 de marzo de 2020

La merienda del agujero negro.

¿Tú sabes lo que es un agujero negro? Es una estrella muy enfadada que se come todo lo que está a su alrededor. ¿Y por qué se enfadaron las estrellas? Pues resulta que un día estaban todas tan tranquilitas y de pronto BIG BANG hubo una gran explosión a la que llamaron el BIG BANG. Así, todas las estrellas se volvieron locas y los planetas majaretas.

Las estrellas que se volvieron muy locas, locas les dio por comérselo todo, hasta la luz, por eso a las estrellas enfadadas les llamaron Agujeros negros, porque no se podía ver nada. Ya te digo, unos planteas se volvieron majaretas y otros no (se les llama planetas majaretas porque cuando les das una alegría se vuelven locos y hacen muchas tonterías).

Tenemos el planeta vainilla, el planeta regaliz y el planeta chocolate y los que no están locos se llaman Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

Un día, un agujero negro hambriento se quiso comer al planeta Mercurio y este para que no se lo comiera le dijo “No me puedes comer, porque estoy hecho de roca y te dolerá la barriga”

Cuando quiso comerse al planeta Venus este le dijo “no me puedes comer. Tengo muchos volcanes y te quemaría la barriga”. El agujero negro enfadado llegó hasta la tierra y dijo “A esta sí que me la como” y cuando iba a abrir la boca la Tierra le dijo “No me puedes comer porque tengo mucho agua y te ahogarías”. “Pues entonces,- dijo el agujero negro- me comeré al planeta Marte”, pero no se lo pudo comer porque ya era miércoles.

Imaginaos lo enfadado y hambriento que a estas alturas estaba el agujero negro. Júpiter que era el más grande de todos los planetas pasó por allí y cuando abrió la boca para comérselo no lo pudo hacer porque como era tan grande, no le cabía en la boca.

“Ay, qué hambre tengo”- dijo el agujero negro y en esto que se encontró con Saturno un planeta muy contento pues se había casado y le habían puesto un anillo muy grande “Que te como, Saturno”, le dijo el agujero. “Ah, no puede ser- le dijo Saturno- me acabo de casar y me tengo que ir de viajes de novios con mi novia la Luna”.

"¿Y entonces, a quién me puedo comer?", se preguntó llorando el agujero negro. Y por allí pasó un cometa rapidísimo que le dijo “Sólo te quedan Urano, Neptuno y Plutón, pero están tan lejos que tardarás miles  de años en llegar”. “Pero yo quiero comer, comer, comer”- dijo el agujero negro. Pues cómete a los asteroides, le dijo el Cometa, que son como patatas que están volando por el espacio, o cómete a los planetas majaretas que están hechos de vainilla, chocolate o regaliz.

“Eso haré”, dijo muy contento el agujero negro “primero me comeré a los asteroides y después de postre a los planetas majaretas” Y empezó a comérselos “qué ricos los asteroides, qué ricos los planetas majaretas, ñam, ñam”.

Pero el agujero negro era un tragón incansable y seguía teniendo hambre. “¿Sabéis, niños y niñas,  a quien se comió después? Pues a ti, y a ti y a ti (el narrador dramatiza el acto de comerse al público y finaliza la narración del cuento)